lunes, 7 de marzo de 2011

El jingle publicitario

Un tanto olvidado por todos, añorado por algunos y descartado por muchos, con vosotros: el jingle publicitario.
Definición de libro:
Canción que acompaña un anuncio y persigue facilitar la recordación.
Definición propia:
El poder de la música en síntesis, creada para un producto o servicio.

El sonido

Pero antes de pensar en la música, me gustaría adentrarme en el tema del sonido, puesto que la música es, técnicamente, el arte de combinar los sonidos.
Los sonidos de la música se producen a través de vibraciones. La altura de los sonidos nos indica el lugar que cada sonido ocupa en la escala musical desde los graves, medios y agudos, y esto depende del número de vibraciones que tiene cada sonido, según la longitud del cuerpo vibratorio. Cuanto más corta es una cuerda, tanto más rápidamente vibrará y tanto más aguda será su altura, y viceversa.

El posicionamiento de marca basado en los sonidos data de los años cincuenta. Una empresa ejemplo que se dedicó a tener un sonido propio, a la hora de asegurarse el consumo del producto-alimento, fue Kellogg’s animada a alcanzar la tan preciada diferenciación por sonido al morder. También en el rubro alimenticio abundan más casos como este en Europa. En Mc Donald’s, los sonidos siempre nos están indicando cuánto menos falta para saborear el combo hasta casi que, por momentos, se nos olvida el “barullo” causado por los niños.

La música

La música, por su parte, influye poderosamente sobre nuestro comportamiento.
Por ejemplo:
Dos investigadores de la Universidad de Leicester hicieron el ensayo durante dos semanas de tocar música francesa con acordeón o música de una banda Bierkeller alemana por los parlantes de la sección de vinos de un supermercado grande. Los días de la música francesa, el setenta y siete por ciento de los consumidores compró vino francés, mientras que, los días de la otra música, la mayoría de los consumidores se dirigieron, sin dudarlo, a la sección de los vinos alemanes.

Una pequeña historia a lo grande

Un músico fue a ver a un médico y le dijo:
“Tengo toda clase de síntomas terribles.
Me siento infeliz y desasosegado; mi cabello, mis brazos y mis piernas están como si hubiesen sido torturados”.
El médico le preguntó:
“¿Es verdad que aún no has cantado tu última canción?”
“Eso es cierto”, contestó el músico.
“Muy bien”, dijo el médico, “ten la amabilidad de cantarla”.
El músico así lo hizo, y ante la insistencia del doctor, repitió una y otra vez sus estrofas.
Entonces el médico le dijo: “Ponte de pie, pues ya estás curado. Lo que tenías en tu interior te había afectado. Ahora que ya se ha liberado, has vuelto a estar bien”.

Recuerda:
Recibimos un mundo sonoro que enviamos a nuestro yo profundo, y gracias a nuestra facultad de hacernos sonoros, en un doble juego comunicacional, retornamos en nuevas vibraciones y alimentamos ese universo de sonidos.

¡Sí al Jingle! ¡Viva la música!